El medio ambiente y la edad influyen en nuestro bienestar: pérdida de memoria, incomodidad visual y articular, estrés. Detrás de estos trastornos se esconden a veces unos déficits de nutrientes esenciales: vitaminas, minerales y oligoelementos. Generan desequilibrios fisiológicos que evolucionan según la edad de los individuos.
Se plantea una pregunta: ¿Qué hay que hacer para preservar la salud? Ante todo debemos entender cómo funciona el cuerpo para tener buena salud.
Se plantea una pregunta: ¿Qué hay que hacer para preservar la salud? Ante todo debemos entender cómo funciona el cuerpo para tener buena salud.
1. El mecanismo de la salud.
A diario, nuestro cuerpo recibe pequeñas agresiones exteriores a causa de la contaminación, el tabaco, el abuso de alcohol, la alimentación, nuestro ritmo de vida, etc. Estos ataques liberan radicales libres que degradan las células y nos agreden desde el interior.
Los radicales libres son necesarios para nuestro organismo, pero sólo en pequeñas cantidades. Cuando los radicales libres están presentes en cantidades excesivas, atacan las células y las destruyen o las dañan gravemente. Los radicales libres son el origen del detonante de muchos trastornos y enfermedades: artrosis, problemas cardíacos, artritis, envejecimiento cutáneo y arrugas, etc.
Las vitaminas, los minerales y los aminoácidos pueden ayudarnos realmente a prevenir la aparición de muchas enfermedades, neutralizando a los radicales libres. Es lo que ocurre si tomamos antioxidantes (vitaminas A, B, C, E, selenio, cisteína).

2. Una alimentación adaptada para una buena salud.
La alimentación juega un papel determinante para la salud. Ciertas reglas en materia de nutrición son las principales bazas para prevenir y reducir los riesgos de enfermedad. Por tanto, es importante procurar adoptar una alimentación equilibrada y llevar una vida sana.
Alimentación y vida sana
Por supuesto, una vida sana es beneficiosa si se combina con una buena nutrición y actividad física. Efectivamente, el exceso de sedentarismo refuerza el riesgo de accidentes cardiovasculares. Atención a los regímenes restrictivos, que corren peligro de inducir carencias. La alimentación tiene que ser equilibrada para aportar al organismo todos los nutrientes necesarios capaces de ayudar a prevenir riesgos relacionados con la salud.
¿Pero cuáles son las vitaminas y los minerales recomendados para seguir teniendo buena salud?
La importancia de las vitaminas E y C
Las vitaminas E y C están recomendadas por su ayuda en la actividad antioxidante. La vitamina E es muy útil para la prevención cardiovascular y la prevención de cánceres (colon, mama, útero). Se encuentra en el caroteno de la fruta y la verdura (espinacas, brécol) y en la piel de la fruta. También hay vitamina E en otros alimentos: aceites vegetales, yema de huevo o cebollas. La vitamina C ayuda a reforzar las defensas naturales del organismo. Es indispensable y está muy presente en la fruta y verdura fresca: naranjas, kiwis, pimientos, etc.
- El papel de las vitaminas B6 y D
La vitamina B6, presente en la carne, el pescado, los cereales integrales y la verdura fresca, es importante para el organismo. Ayuda a la masa muscular. La vitamina D favorece la absorción del calcio y su fijación en los huesos. Ayuda a prevenir la osteoporosis. Está presente en el pescado y también se fabrica por la reacción del sol sobre la piel. Muchas veces son las personas de edad las que padecen carencias de vitamina D.
- Otros nutrientes esenciales y plantas
Casi todas las vitaminas están implicadas en la defensa del organismo. En particular, el hierro y la vid roja favorecen la circulación sanguínea. El magnesio posee la virtud de restablecer el equilibrio nervioso y favorecer la relajación muscular. El espino blanco, la valeriana y la pasiflora ayudan a conciliar el sueño. Por lo que respecta al calcio, ayuda a reforzar la solidez de los huesos.
3. El Deporte para salud.
La salud no es completa si uno no somete el cuerpo a una actividad física, sea cual sea. El deporte combate la fatiga, permite controlar el peso y facilita la eliminación. Más concretamente, refuerza el sistema inmunitario, facilita el tratamiento de la diabetes, aumenta la energía y la sensación de bienestar, favorece la asimilación de vitaminas, minerales y proteínas. El ejercicio también estimula la secreción de endorfinas y reduce el estrés y la depresión. Por último, protege contra las crisis cardíacas, disminuye la tensión arterial y reduce el nivel de colesterol. Conclusión: nos interesa hacer ejercicio.
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